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Dar, Recibir, Pedir: La Esencia de una Familia

Dar, Recibir, Pedir


En nuestra casa tenemos una habitación que rentamos. Por ella han pasado varias personas, y solo algunas de ellas se han convertido en nuestra familia extendida. ¿Qué ha hecho la diferencia? Aquellos que se dispusieron a dar, recibir y pedir.


En una familia se cumple la dinámica de dar, recibir y pedir. Cada miembro de la familia, de acuerdo a su capacidad, aporta financieramente para la comida, colabora con el aseo y el mantenimiento de la casa. Recibes la ayuda de los demás para que la casa funcione (por ejemplo, si llegas tarde de trabajar, encuentras comida caliente que ya alguien preparó). Y definitivamente pides: ¿puedo repetir postre?


Aquellos que se convirtieron en parte de nuestra familia no solo usaron la habitación, sino que compartieron con la familia, ayudaron en su mantenimiento, se interesaron por nosotros y permitieron recibir nuestro interés por ellos.


Asimismo, en la familia de la fe, la dinámica de dar, recibir y pedir es esencial y es parte de la cultura del reino. Damos nuestro tiempo para orar por otros, para levantar paredes, para dar clases, para aconsejar, etc. Todo de acuerdo a los dones que Dios nos dio. Recibimos ministración, recibimos tiempo, recibimos ayuda monetaria, etc. Pero también debemos tener la humildad para pedir cuando necesitamos ayuda, ya sea para una mudanza, alimento, aliento, un consejo, hasta una reprimenda o corrección.


Y esto trae unidad al cuerpo de Cristo y da gloria a Dios.


“Abran las puertas de su hogar con alegría al que necesite un plato de comida o un lugar donde dormir. Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros. ¿Has recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros? Ayúdalos con toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así, cada cosa que hagan traerá gloria a Dios por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre! Amén.” 1 Pedro 4:9-11 NTV


Como ves en esta porción de la Biblia, el apóstol Pedro hace referencia a una cantidad de dones (los cuales no son todos por supuesto), los cuales provienen de Dios. El de hospedar, el de ayudar, el de servir, el de hablar, el de aconsejar, etc. Cualquier don que tengas proviene de Dios y es para glorificarlo a él. Por eso, cada vez que hagas algo para los demás, recuerda que es para que la otra persona reconozca que es Dios quien está interesado en cualquier detalle de la vida de ellos.


Escrito por Celia Guevara basado en la prédica del día 13/07/2024.

 

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