¡Hola, queridos lectores! Hoy vamos a adentrarnos en una reflexión profunda sobre el éxito y el fracaso, inspirados por las poderosas palabras del autor Myles Munroe y la enseñanza del pastor Iván Méndez. Así que prepárense para explorar cómo el éxito puede ser un engaño y cómo encontrar nuestro propósito divino puede ser la clave para una vida plena y significativa.
En su libro "La Grandeza Interior", Myles Munroe nos plantea una afirmación poderosa: "El fracaso más grande en la vida es ser exitoso en la tarea equivocada". Estas palabras nos invitan a pensar en el verdadero significado del éxito y cómo podemos estar persiguiendo objetivos que, en realidad, no están alineados con nuestro propósito y vocación.
limitada. Si esto es así, ¿cómo podemos estar seguros de discernir lo bueno y lo correcto? Aquí es donde entra en juego la importancia de meditar en la Palabra de Dios. No se trata solo de leerla, sino de sumergirnos en ella, reflexionar y permitir que nos guíe en nuestras decisiones y acciones.
En un mundo donde el éxito se mide de diversas maneras, es crucial cuestionar cómo definimos el éxito. La sociedad y el sistema en el que vivimos pueden influenciarnos, llevándonos a creer que ciertos logros nos harán verdaderamente exitosos. Sin embargo, el pastor Iván Méndez nos desafía a examinar por qué personas que aparentemente han alcanzado el éxito terminan luchando con problemas emocionales como depresión, ansiedad y, en casos extremos, el suicidio.
La respuesta, según el pastor Iván, radica en la falta de conexión con nuestro propósito divino. El éxito superficial y basado en estándares mundanos puede llevarnos por caminos que no están alineados con la voluntad de Dios para nuestras vidas. En esencia, podríamos estar haciendo cosas "buenas" a los ojos de otros y a los nuestros, pero si no son lo que Dios nos ha indicado, podríamos estar cayendo en la desobediencia, que en sí misma es un acto de rebeldía.
En la historia bíblica de Saúl, vemos un ejemplo vívido de cómo la desobediencia a los mandatos divinos puede tener graves consecuencias. Saúl fue rey y recibió una orden específica de Dios para exterminar a un pueblo enemigo y todo lo que tuviera relación con él. Sin embargo, dejó a un rey enemigo con vida y conservó los mejores animales para ofrecerlos en sacrificio a Dios. Aunque esto parecía un gesto piadoso, no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios.
Este relato nos lleva a una conclusión poderosa: debemos evaluar nuestras acciones y decisiones en busca de alineación con la voluntad divina. Podemos estar haciendo cosas "buenas", pero si no son lo que Dios nos ha ordenado, estamos desobedeciendo. Y como lo vemos en la palabra citada de 1 Samuel 12:15, la desobediencia puede tener consecuencias negativas, no solo para nosotros, sino también para las generaciones futuras.
En resumen, el éxito no es solo lo que parece en la superficie. Para alcanzar un éxito verdadero y duradero, debemos buscar y abrazar nuestro propósito divino. La meditación en la Palabra de Dios nos guiará en este camino, ayudándonos a discernir entre lo que es simplemente "bueno" y lo que es genuinamente correcto según los planes de Dios para nosotros. A través de la historia de Saúl, aprendemos que la obediencia a los mandatos divinos es esencial, y desviarnos de ese camino puede tener consecuencias graves.
Así que, queridos lectores, los invito a reflexionar sobre sus objetivos, decisiones y acciones. ¿Están alineados con el propósito divino para sus vidas? Recuerden que el éxito más significativo es aquel que se logra siguiendo el camino que Dios ha trazado para nosotros. ¡Hasta la próxima reflexión!
Escrito por Wilmer López, basado en la prédica del 19/agosto/2023
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