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VISTÁMONOS BIEN

VISTÁMONOS BIEN

La semana pasada, reflexionamos sobre la necesidad de despojarnos de todo aquello que impide que la imagen de Dios se refleje en nuestras vidas. La Escritura nos exhorta a dejar de lado los actos oscuros y vestirnos con la armadura resplandeciente de la vida recta.


En Romanos 13:12 (NTV), se nos recuerda: "La noche ya casi llega a su fin; el día de la salvación amanecerá pronto. Por eso, dejen de lado sus actos oscuros como si se quitaran ropa sucia, y pónganse la armadura resplandeciente de la vida recta".

¿Qué debemos quitar de nuestras vidas? Los actos oscuros, es decir, el pecado en todas sus formas. Aunque algunas acciones puedan parecer justificadas, como robar para ayudar a los necesitados o mentir para obtener algún beneficio, siguen siendo manifestaciones de una naturaleza que no proviene de Dios.


Cristo nos ofrece una transformación radical: despojarnos de nuestra naturaleza pecaminosa y revestirnos de su salvación y señorío. El pecado, en cualquiera de sus manifestaciones, es una puerta abierta para la corrupción de nuestra alma.


Dios es paciente y misericordioso, pero espera que nosotros, voluntariamente, elijamos despojarnos de la vieja vestidura del pecado y nos vistamos con la justicia divina. Cada día es una oportunidad para alejarnos de lo oscuro y abrazar la luz de una vida recta.


Escrito por Víctor Preza basado en la prédica del día 17/08/2024

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